domingo, 12 de enero de 2014

Capítulo V: Crisis

El Gran Sueño
Vol. I: La Búsqueda

-Capítulo V-
Crisis



1


Ese día de lluvia, Logan caminaba rápido por la acera, el agua lo cubría de la cabeza a los pies. Con las manos en los bolsillos de la campera, iba caminando a paso vivo. Cuatro cuadras más hasta que llegó a una gran casa con un jardín delantero, se detuvo frente a la puerta enrejada y pulsó el timbre. Nadie contestó. Pulsó el timbre otra vez. Y oyó una dulce vocecita desde el parlante.
- ¿Quién es?
- Soy yo, nena - contestó rápidamente Logan. 
El parlante calló. Entonces, luego de aguardar algunos segundos, y notando que nadie le contestaba, Logan volvió a pulsar el timbre. Esta vez, aquella voz respondió algo violenta. 
- ¡¡Te he dicho que no quiero verte más en mi vida!!
- ¡Ábreme, Mary! - dijo él suplicando - ¡Vamos, quiero hablar contigo!
- ¡Nosotros no tenemos nada más que hablar, Logan! - le contestó ella alterada - ¡¡Nada!!
Y otra vez la voz desapareció, pero sin darse por vencido, Logan pulsó el timbre una y otra vez. De forma repentina, Mary apareció desde la puerta de la casa, caminó por el estrecho camino de baldosas y llegó a la puerta. La lluvia, veloz, la empapó. Reja de por medio, los dos empezaban a discutir. 
- ¿Qué diablos haces aquí, Logan? - preguntó Mary descontenta.
- He venido a aclarar las cosas... nuevamente – contestó -, yo te amo Mary, es la verdad.
- ¡Cállate! - decía ahora gritando - ¡Yo no quiero aclarar nada!
- Yo sí, amor - le respondió Logan mirándola a los ojos -. Necesito que me oigas, que me creas...
Un silencio se hizo, sólo la lluvia, que lo envolvía todo. Y transcurrido un momento, Mary introdujo la llave indicada en la cerradura, y abrió la puerta de rejas – Pasa - le dijo con resignación. 
Los dos pasaron tan rápido como pudieron a la casa. Nadie estaba, sólo el caniche-toy de Mary que recibía a los saltos y ladridos a Logan, que intentaba acomodarse sin mojar más nada; por su parte, Mary le trajo un toallón del baño para que pudiera secarse. 
Un poco menos mojados, emprendieron la charla en el amplio living. 
- Bueno a ver…, qué es lo que me quieres explicar - empezó diciendo Mary mirando el techo. 
- Eh... - Logan tomó algo de aire y luego habló - Mira, lo ocurrido aquella vez...
- ¿Qué? – interrumpió.
- ¡No sé cómo, ni por qué ocurrió, Mary...! - le contestó a los ojos.
- ¡Ja, ja, ja! – Se burló Mary – No puedo creer que sigas con esa absurda explicación.
- ¡Pero es la verdad, en serio! - decía Logan casi con desesperación.
- No te creo – volvió a decirle ella, ahora alzó más la voz –. Quiero que me expliques por qué has hecho eso, por qué dejaste de hacerme el amor parándote así, y después me miraste de esa forma tan horrible... y bueno, lo de después, eso... - continuando, sus ojos se volvieron tristes - ¿Por qué hiciste eso...? ¿Por qué, Logan? 
Él calló por un momento, luego, bajando la vista prosiguió - Mary, debes creerme - le dijo con la voz apagada y con los ojos que comenzaban a ser rodeados por lágrimas-. Cuando yo me salí de arriba tuyo, yo, yo... no sé cómo decirlo para que me comprendas. Lo único que sé es que mi mente era confusa, como si todo dará vueltas y una rarísima sensación corriera por mis venas – hizo una muy breve pausa para recordar - ¡Cómo una energía, no sé! - levantó la vista y continuó hablando con más ahínco – En ese momento yo no controlaba ni mi cuerpo ni mi mente, pero era conciente de todo lo que sucedía, pero no podía hacer nada, ¡nada en absoluto, Mary, nada! ¡Compréndeme, por favor! - terminó diciendo más alterado. Sin hablarle, lo observaba. Parecía estar pensando - ¿Qué piensas...? - preguntó él con cautela. 
- Nada, ¡bah!- le dijo - Pienso en que... En fin, no puedo creer lo que me dices, suena realmente increíble, como una gran mentira, y muy mala. Pienso en que me ocultas algo, pero no quieres decírmelo... y estás inventando toda una película. Al menos podrías ser un poco más original, ¡mucha televisión, Logan! Así que… 
- ¿Así que, qué? - interrumpiéndola le preguntó.
Mary bajó la vista, y lenta lo fue mirando otra vez - Por eso esto termina aquí, Logan. 
- ¿Qué? No puedes decirme eso, ¡yo te amo! ¡En verdad te amo, Mary! ¡No te oculto nada, te estoy diciendo la verdad! - abrió más grandes los ojos, su rostro reflejaba tristeza, más bien, decepción - ¡Ya no sé cómo te lo tengo que explicar, cada palabra que te digo es verdad, es la manera que tengo de explicarte lo que me pasó, lo que sentí cuando pasó todo eso! – “Baja la voz, baja la voz….”, escuchaba Logan que le decía Mary, pero tenía que seguir, él tenía que soltar todo lo que se le venía a la mente, porque nunca le había mentido a su novia y esta no iba a convertirse en la primera vez. Todo era verdad, raro, insólito, anormal, pero verdad. Siguió soltando palabra tras palabra hasta que no pudo más. 
- ¡Para de una vez, ya está, listo! – Le gritó ella – Ya te he dicho lo que te tenía que decir, no te creo nada, no me gusta que insistas con las mismas idioteces; o sea, ¡encima que me mientes, y te digo que no creo nada, sigues y sigues con lo mismo! Basta… ¡además invéntate algo mejor, me decepcionas, me lastimas… ¿qué creías, que te iba a creer? ¿Piensas que soy tan estúpida? – y se le fue encima, estaba muy enojada - ¡Dos años, Logan, mejor dicho, dos años y ocho meses que somos novios, y me vienes con un cuentito así! ¡Vete de mi casa, ya, ya Logan! – le gritó desesperada señalándole la puerta de entrada (de salida). 
- ¡Es verdad, es verdad! – trató de imponerse gritándole también.
- ¡No quiero volver a verte, vete de mi casa, no quiero volver a repertírtelo! – gritó una vez más ella. 
Sin más que hacer, y sin fuerzas para intentar algo más, Logan dio media vuelta y, acompañado con Mary que no decía más nada, se fue, sin antes rectificar su postura, se enderezó por un momento y lo dijo – Todo lo que te he dicho es verdad -, no consiguió que Mary cambiara de opinión, sin embargo, el sólo hecho de no quedarse sin decírselo le dio a Logan un poco de consuelo. Su ex novia le abrió las dos puertas, él salió. 
Mary entró, después arrojó las llaves sobre la mesa de vidrio y echó a llorar en el sofá. 
Por su parte, solo, Logan iba alejándose despacio mojándose una vez más con la lluvia que no cesaba. Iba mirando el suelo. Todo el camino a casa fue lento y amargo. Después de dos años y ocho meses compartidos junto a Mary, él y ella se habían separado para siempre. 

2

Pasada media hora de la horrible discusión, Logan llegó a su casa, sus padres aún no lo habían hecho. 
Colgó sus llaves en el llavero colocado detrás de la puerta, y en el baño para visitas fue despojándose de las prendas empapadas, tomo un toallón colgado, se tapó las partes y fue a su alcoba; se colocó un bóxer sacado de uno de los cajones del ropero y por último se sentó en la cama. Con la mirada perdida, se recostó y comenzó a llorar, preguntaba al aire por qué había ocurrido todo aquello: por qué esa pelea, por qué Mary no podía entenderlo y por qué o cómo fue todo aquello. Él no lo entendía… 
Sin más fuerzas para llorar, cesó. Fue cerrando sus ojos y acurrucándose en la cama, el sueño se fue apoderando de él hasta dormirlo por completo. Entonces, imágenes llegaron a su mente, formaban parte de un extraño sueño, en el cual él caminaba por una extensa pradera en un día hermoso. El cielo era tan claro. De imprevisto, las más suaves manos que nunca antes había sentido, le taparon los ojos. Al voltearse, pudo ver a una bellísima muchacha clara, el rostro parecía resplandecerle; atónito quedó frente a ella. Esta joven le sonreía, luego le acarició la mejilla, y después habló: “tranquilo, la verdad se acerca”, la voz era tan suave y cálida que una paz lo llenó. Él preguntó quién era ella, pero de repente abrió los ojos y otra vez lo rodeaba su habitación. Por unos minutos, había olvidado a Mary y a todo lo respectivo a ella. Ahora meditaba sobre el reciente sueño, en su cabeza giraba el rostro y la voz de esa mujer. Y reaccionando de prisa, miró el reloj; sólo habían transcurrido quince minutos desde que había apoyado la cabeza sobre la almohada. Y como antes, los feos acontecimientos vinieron a su mente… otra vez durmió y el tiempo fue fluyendo.
Logan aún dormía sobre su cómoda cama, cuando la puerta de entrada se abrió; era su madre. Esa tarde había llegado cargada de diversas bolsas, algunas con comida y otras con ropa. Cerró la puerta, colgó las llaves y finalmente posó las bolsas sobre la mesa del living-comedor. Tenía el rostro cansado. Así, lenta y arrastrando los pies, se dirigió a su recámara. Allí se quitó los zapatos y el vestido de gasa, en su lugar se colocó un cómodo conjunto de gimnasia gris y unas pantuflas blancas. Ya más relajada, se recogió el cabello con una gran hebilla y, mirándose al enorme espejo de la cómoda, fue retirándose el maquillaje con un algodón colmado de crema. Sin más rastros del mismo ni ropa del trabajo, ella salió de su habitación. Caminó por un angosto pasillo para entrar a otra alcoba, la puerta estaba abierta. Ahí dormía Logan; su madre lo cautivaba como si estuviera viendo a un ángel. Entró dando cortos y silenciosos pasos, luego se sentó al lado de su hijo y le acarició el rostro. Poco después ella se incorporó y se retiró a otro ambiente.
El cielo ya era oscuro, pocas horas restaban para la cena. Aún el padre de Logan no había llegado. Así entonces, mientras la madre calentaba unas pastas en el microondas, el teléfono se oyó tres veces consecutivas. Era su marido que llamaba para informar que no iría a comer, porque la reunión se había retrasado. Ella colgó y después preparó la mesa de la cocina. Luego se dirigió nuevamente a la habitación de su hijo donde él se despertaba poco a poco. 
- Hola mamá...- le dijo mirándola con los ojos entreabiertos.
- ¡Hola hijo! - le contestó ella - Ya está lista la cena, así que levántate, ya has dormido mucho.
- ¿Y papá? - preguntó incorporándose de a poco. 
- Llegará más tarde, tiene una de esas reuniones... Ya sabes – respondió – Pero vamos, vamos, ¡arriba! 
Logan se colocó unos pantalones y una remera, que buscó entre otras prendas que estaban revueltas en una silla a los pies de la cama y luego fue hasta la cocina. La cena comenzó silenciosa. Minutos después, su madre habló. 
- Pásame la sal, Logan - pidió señalándola.
- Toma, pero no te pongas mucha, ya lo sabes... - le contestó él entregándole la sal mientras miraba cómo su madre iba condimentando el plato de pastas.
- ¡Bueno, bueno!- decía ella despreocupada. Cambió el tema - Logan, ¿y Mary? ¿Qué raro que ella no esté hoy aquí...?
Un hondo silencio… su madre lo miró de repente; la cena se detuvo. 
- ¿Qué ocurre hijo...? - preguntó apoyando el tenedor sobre el plato.
- Nada, ma’, nada... - contestó Logan con voz tenue.
- ¡Logan...! Te conozco...
- ¡Mamá basta! - dijo alzando la voz y fijando su mirada en los ojos de la madre. 
La cena continuó sin palabras. Terminado el plato de fideos, Logan se retiró a su alcoba sin dar ninguna explicación, su madre quedó confundida. Al llegar, cerró con tanta fuerza la puerta que se oyó en toda la casa el ruido. Ya dentro de su cuarto, Logan encendió la computadora y el gran equipo de música. Al azar, eligió una radio. Se sentó luego en la silla con rueditas enfrentado a la PC y, conectándose a Internet, ingresó a un sitio de Chat. Su nick: “... una ráfaga de aire puede cambiar tu vida...”. Sin pensarlo él lo había tipiado, sólo había venido a su mente. 
- Hola a todas las chicas lindas de la sala! - escribió Logan.
Nadie contestaba. 
- Holaaaa! - escribió nuevamente.
Nadie le respondía… de este modo, estuvo unos minutos, entonces, cuando se había decidido a abandonar la sala, alguien contestó. 
- Hola, “ráfaga de aire”! - le respondieron.
Ahora, más animado y viendo quién era la persona que le había “hablado”, contestó él. 
- Hola, “hot girl”!
- Hola! edad…
- 18 años, ¿y tú?
- también, 18 años y recién cumplidos.
- ¿de dónde eres?
- tú? 
- de New York
- ah… ¿es lindo allí?
- más o menos, hay demasiada gente...
- ah... ¿y tienes novia?
- eh... No
- yo tampoco tengo novio
- ah, qué bueno, je! pero aún no me has dicho de dónde eres...
- newcastle
- newcastle...? eso queda en…?
- Australia, cerca de Sydney. Antes que sigamos, por las dudas te aclaro que puede que me tenga que desconectar en cualquier momento, estoy en un ciber y, bueno, no saben que estoy acá… medio difícil de explicar. Continua por favor, “ráfaga de aire”
- ok! es lindo allí en newcastle?
- sí, muy lindo, pero cuéntame “ráfaga de aire”, cómo eres tú... 
- mmm... delgado, 1,80 m, cabello negro y corto, ojos azules... qué más?
- pareces ser lindo
- gracias :D
- de nada, ja, ja, ja!
- bueno, y tú, cómo eres?
- delgada, ojos marrón claro, cabello lacio y castaño claro hasta la cintura, tez trigueña... qué más?
- eres muy linda, por lo que me cuentas...
- bueno, gracias... qué más quieres saber?
- tú nick... por qué “hot girl”? acaso eres tan caliente como tu nick...
- mmm... sí, demasiado caliente... demasiado...
- oh, qué bueno! me gustan las chicas calientes XD
- me imagino... aunque yo no sea esa clase de “caliente”
- eh? y entonces qué clase eres...
- nada, dejemos mi nick ahí. Ahora cuéntame por qué ese nick tuyo.
- ah...! es algo... no sé por qué me puse ese nick! sólo se me ocurrió al instante, ja!
- pero por algo debe ser...
- desde que un día el viento entró en mi casa, mi vida amorosa se ha arruinado
- cómo? el viento en tu casa... cómo es eso?
- sí, sí. No me lo creerás, pero es así como te lo cuento
- no entiendo
- sí, ni yo lo entiendo. Mi novia, em… quiero decir, mi ex novia tampoco lo cree y ella estaba ese día en mi cuarto cuando me ocurrió eso a mí...
- qué te ocurrió?
- a mí nada! dije cuando eso ocurrió
- no, no... has dicho: “cuando me ocurrió eso a mí”, sino léelo arriba
- ah... no sé, bueno, te cuento algo
- bueno, está bien
- no lo creerás seguramente, “hot girl”
- mira, desde hace dos meses que creo ya en lo que sea... en serio, cuéntame
- bueno… resulta que hace más o menos dos meses desperté muy alterado una noche, tuve un sueño que no recuerdo por nada del mundo, me sigues?
- sí, continúa, así que no recuerdas nada de ese sueño...
- no, nada, de nada!
- qué mal...
- sí, bueno, la tarde de ese día, bah! después de la media mañana de ese día, vino a mi casa mi ex novia imagínate, ¡je!
- lo imagino… 
- y acá viene lo más raro de todo, que espero lo creas... esto no se lo he dicho a nadie, sólo lo sabe mi ex novia y yo
- está bien, cuéntame con confianza, qué fue lo que ocurrió?
- resulta que estábamos haciendo el amor re bien, y no sé... es como si mi mente y mi cuerpo se... se hechizaran, no sé cómo diablos explicarlo!
- aja... continúa, por favor
- entonces así como así sentí una gran energía en todo mi cuerpo y...
- no lo puedo creer!
- ya lo sabía, lo sabía! debes pensar que soy un loco, no?
- no, no! te creo! es eso lo que me es tan increíble, no sé cómo decirlo... 
- qué, qué?
- a mí hace más o menos dos meses también, me ocurrió algo tan pero tan horrible... mi familia murió, toda ella murió
- oh, lo siento mucho! cómo te encuentras ahora?
- aún no lo entiendo, o sea, no puedo creer lo que ocurrió
- qué pasó?
- primero termina tú de contar
- bueno... te decía que estábamos haciéndolo, una energía se apoderó de mí completamente, entonces yo me paré de pronto, no... yo no era, o sea, esa energía manejaba mi cuerpo y mi mente! yo sabía lo que ocurría, pero no era capaz de evitarlo... entonces esa energía hizo que yo estirara uno de mis brazos, y sentí como una enorme fuerza lo recorrió en dirección a la ventana de mi cuarto, la ventana se abrió así como así y un viento tan fuerte ingresó, después esa energía hizo que mi mano se cerrara y que ese viento desaparezca... 
- oh Dios... Dios Santo! cómo te llamas en verdad? necesito saber quién eres, por favor, es muy importante para mí lo que me cuentas!
Sin dejar que Logan terminara de tipiar y enviar “Logan, y tú?”, en ese preciso instante la luz de la casa desapareció creando una espesa oscuridad en toda la manzana, y, por ende, la computadora de Logan se apagó de golpe. 
- ¡Mierda! - gritó Logan golpeando el teclado - ¡Mamáááá! – llamó sin más.
Entró su madre alumbrando la habitación con una vela. 
- Toma - le dijo dándole la vela -, colócala en este platito.
- Gracias, ma’- agradecido contestó agarrando la vela y el pequeño plato. 
Luego, ella se retiró dejándolo solo. Él colocó la vela sobre el platito pegándola con la cera derretida y lo apoyó en su extenso escritorio mientras pensaba en aquella charla deseando que la luz volviera en seguida. Luego de esperar intranquilo durante una larga hora y media tirado en la cama y escuchando música con el Ipad a todo volumen hasta que dé la batería, resignado decidió apagar la vela casi consumida y dormir hasta el día próximo, sin siquiera sospechar de que algo aún más insólito estaría por ocurrir en su vida. 
Aún su padre no había llegado…

3

Desgarrando las nubes volaban los majestuosos Ripul, sobre ellos, Ewon, Simploy, Marakzamet, Agoth y Ariel. 
El último se sentía sumergido en un sueño del que aún no deseaba despertar, pero que al mismo tiempo, se iba transformando en la realidad. Día tras día, Ariel confiaba más en las palabras de sus compañeros, iba creyendo en que todo aquello que Simploy le había confesado esa tarde cuando aparecieron en su casa, podría ser verdad. Tantas cosas que para él antes eran imposibles, increíbles o más bien, inexistentes, como los hechizos, los Ripul o los Elfos, ahora podía tocarlas y verlas, vivirlas. Día tras día, las exóticas vestimentas de los viajeros iba apreciándolas como comunes, las largas orejas de Marakzamet ya pasaban desapercibidas para sus ojos, y por ejemplo, los Ripul, aunque imposibles de ignorar, eran para entonces animales como cualquier otro; se sentía feliz. Su compañero de viaje era ahora Agoth, al que admiraba, y más aún cuando le mostraba sus armas y le enseñaba a utilizarlas, claro está que esto lo llevaba cabo a espaldas de las dos mujeres; mientras volaban en las grandes aves, habían tenido algunas charlas sobre su vida común, como la llamaban los viajeros, sobre ese tal Túkmuney, muy respetado por Agoth, y cosas superficiales como el clima y el color del mundo desde los cielos. Pero lo que más llamaba la atención de Ariel era la reservada vida del guerrero, Agoth no era de las personas que echara al viento sus secretos, lo que lo convertía en un muchacho muy misterioso para el joven. Pero más allá de toda esta enorme admiración, sin percibirlo, Ariel apreciaba a Agoth como a un hermano mayor, o como la imagen paterna que jamás tuvo, cuando olvidaba que sólo tenía dos años menos que el guerrero. 
- Agoth, ¿cuánto falta? - preguntó Ariel.
- Mire señor, según por lo que me ha dicho Ewon antes de partir esta mañana, restan tres días de vuelo - le contestó al muchacho.
- ¡Poco, qué bueno! - dijo alegre - Y... ¿cómo se supone que vamos a encontrar al Elemento Aire?
- Simploy sabe con exactitud las ubicaciones de ustedes - le respondió mirándolo de pronto - Lo que aún no sé es cómo entraremos a la casa del Portador Aire con estos animales... 
- Ah... ¡y bueno! ¡Cuándo vinieron por mí no tuvieron mucha delicadeza que digamos, eh! - dijo Ariel algo sarcástico - Es más, vos me querías llevar a la fuerza, ¿te acordás? 
Se miraron serios y luego rieron.
- Tiene buena memoria - dijo Agoth -, pero debe comprender que usted no quería entender la situación y está Misión debe llevarse a cabo cueste lo que cueste.
- Mjm… entiendo – agachó la cabeza y deseó que valga la pena su partida y toda esta travesía que iba haciendo con estos extraños, y en eso el rostro sonriente de su madre se le vino a la mente. Seguro estaba muy preocupada, asustada y sin entender por qué él había dejado la casa sin siquiera darle un beso en la mejilla, sin siquiera verla por última vez ese día, y pensó también en su hermano (Sebastián debe estar enojado conmigo, ojalá me entiendan cuando vuelva), porque aun desconocía lo remoto de esa posibilidad… sin saber más qué decir y taciturno, Ariel no dijo más nada, y por ende, el guerrero tampoco. Ya la noche estaba próxima, el cielo iba haciéndose rojo.
Señalando a todos, con el brazo derecho extendido y moviéndolo, que el día de vuelo había concluido, Ewon aterrizó en un amplio campo con pastos de importante altura, imitando, los demás Ripul también lo hicieron. La dama comunicó a las sabias aves que tomaran un corto descanso para alimentarse y retomar fuerzas para continuar, deberían estar de vuelta con los primeros rayos de sol del siguiente amanecer. Entonces, las tres aves desplegaron sus grandes alas y retomaron el vuelo, ya habían desaparecido.
En cuanto a los compañeros, habían despejado el terreno aplanando intrépidos los pastos para poder instalar el campamento, con rapidez armaron la tienda; el aire allí no era tan frío como en las montañas, así y todo, Simploy encendió una fogata. Como de costumbre, Ewon dio luz con los faroles, y sin más, los cinco ya estaban dispuestos para una buena cena, siendo nada más y nada menos que verduras que Marakzamet y Ariel habían recolectado. Simploy sacó de su equipaje una olla mediana llenándola de agua de una de sus botellas, después sumergió las verduras y la colocó sobre la pequeña fogata. Los estómagos crujían de hambre. Mientras la cena se preparaba, ellos charlaban. 
- Entonces Ewon, ¿cuánto basta para arribar a Nueva York? - preguntó Marakzamet. 
- Dos días y cuarto - contestó ella.
- ¿Y cuarto? ¡Qué precisión! - bromeó Agoth. 
Todos rieron un poco, todos menos Ewon - Agoth... Agoth... - resignada suspiró.
- Bueno, bueno, ¿acaso no tienes sentido del humor, Ewon? Era una bromita – le dijo Agoth. 
Sólo lo miró indiferente, a lo cual Agoth miró a Ariel haciéndole una señal mordiendo su labio inferior y arqueando las cejas hacia arriba, y el joven portador sonrió un poco sin que la dama lo viera. 
- Cuéntanos algo, Ariel, capaz Agoth ya está más al tanto, pero nosotros tres que no viajamos contigo no – dijo el Elfo. 
- ¿Por qué lo dices? El que llegó de improviso fuiste tú – le respondió Ewon.
- ¿Qué estás queriendo decir?
- ¡Bueno, bueno! Señor, cuéntenos algo, si es tan amable… - intervino Simploy. 
Así, él pudo acaparar la atención de todos - Estem... bueno, no hay mucho que contar - comenzó diciendo tímido -. Antes de partir me estaba preparando para una competencia de atletismo, y bueno, vine para acá con ustedes... 
- ¿Qué más? - preguntó ahora Marakzamet - ¿Has dejado algún amor allí?
- Eh... no - respondió él -. No tengo novia, ni me gusta una chica en particular, sólo chicas ocasionales.
- Pues te pareces a Agoth - volvió a hablar el Elfo - ¡Ja, ja, ja! 
Todos enmudecieron de pronto. Aquella expresión pareció haber estremecido a varios, en especial a Simploy y más aún al propio Agoth, que enrojeció de inmediato. 
- Tú no sabes nada, hermano... - contestó Agoth.
- ¡Cómo que no sé nada! ¡Por favor viejo! A mí con esas no... - replicó Marakzamet - Lo conozco desde que era así - dijo a todos mostrando un tamaño pequeño con gestos. 
Simploy oía con atención, ella intervino - Es cierto, Marakzamet dice la verdad dijo sin saber mucho del tema.
- ¿Y tú qué hablas? - la miró fijo Agoth - ¿Qué es lo que sabe una maga blanca de estos temas? En especial una chiquilla como tú.
- Sí que sé, y mucho... - nuevamente dijo ella sólo para contradecir al joven guerrero porque en verdad Simploy no tenía ni la más pálida idea. Su vida había sido un conjunto de libros, hechizos, viajes, y más libros. 
- ¿Así que tú sabes...? Acaso andas averiguando sobre mi vida... - hizo una pausa para acercarse a la jovencita - ¿Le incumbe tanto estos temas, mi lady...?
Los demás seguían al pie de la letra todas las palabras y gestos de Agoth y Simploy, era ahora ella la intimidada. No contestó. Para distender la situación, Ewon intervino. 
- Y bueno, Ariel - dijo-, te estabas preparando para una competencia…
- Eh... sí, sí... – dijo reaccionando – Y bueno, iba a competir en ese torneo, que desde los nueve años quise participar, que es cuando empecé a practicar atletismo. 
- ¿Y corres muy rápido? Porque el atletismo es ese deporte donde los humanos corren rápido por una senda… ¿no? 
- Sí, por pistas, las pistas están medidas por metros, y gana el que primero llega al otro punto, se podría decir, de la pista. Em… mi mamá dice que soy más rápido que la luz, pero exagera, obvio. 
- ¿Y tu padre qué opina? – consultó sin saber, Marakzamet. Todos lo miraron.
- No, no opina nada, porque ni siquiera me conoce. Nos abandonó, a mí y a mi mamá, cuando se enteró que la dejó embarazada… - dijo a los ojos transparentes del Elfo. 
- Ah… pues no lo sabía, disculpa. 
- Y no tenés por qué saberlo, ellos saben porque yo mismo les conté. No pasa nada, vivo con esto desde que nací, estoy acostumbrado, no me afecta, no pasa nada. 
- Bueno – le constestó Marakzamet algo incómodo. 
- Su madre es una heroína de la vida ensoñada, ¿o no? – intervino Ewon para alegrar al jovencito, porque aunque él decía que no pasaba nada, en el fondo sí le dolía pensar en su padre, lo cual se le reflejaba en el rostro. 
- ¡Tampoco la pavada, Ewon! Es una buena persona, trabaja mucho para que mi hermano y yo estemos bien, ¡ojalá esté bien!, siento que está muy preocupada y triste… 
- Ella va a estar bien, señor Ariel, gracias a usted y a sus iguales, todos estaremos bien, es más, ¡mejor de lo que estamos ahora! – le dijo Simploy, y luego le dio un confortante abrazo, y al mirarlo, estaba lagrimeando – No se ponga mal, todo saldrá bien, no llore, por favor – y una vez más lo abrazó, y Ariel sintió mucha dulzura, paz, y por sobre todo, amor, un amor cálido. 
Agoth se paró de pronto, y fue a palmearle la espalada al portador, y después el Elfo comenzó a canturrear una alegre canción palmeando las manos que hablaba sobre buenos tiempos y de cómo se iba organizando una gran fiesta para celebrar la llegada de la primavera. Al final, Ariel logró sonreír y les dio las gracias. Las verduras ya estaban listas, así que, cenaron, y aunque sin condimento alguno, estaban deliciosas. 
Esa noche, la misma en que Logan golpeaba el teclado con los puños cuando la computadora se apagó con el corte de luz, “Hot Girl” aguardaba del otro lado de Internet la respuesta a “me llamo Samy” y diez minutos después salía corriendo del ciber-café huyendo del dueño que había reconocido su rostro, Ariel soñó con la competencia de atletismo. Tenía puesto la camiseta del club con un cartel engarzado con alfileres en el pecho donde se veía escrito el número 45. Iba caminando hacia una de las pistas, al parecer era la principal porque era muy amplia y el público iba agolpándose contra la vallas que la rodeaban, a su alrededor pudo ver venir a tres competidores más, que también iban alistándose en la pista. Nº 80 estaba a su derecha, Nº 15 a su izquierda y Nº 133 a la izquierda de Nº 15. Entonces echó un vistazo al público, y vio que estaban su madre y su hermano con un cartel hecho con cartulina naranja y letras verdes que decía “¡Ariel campeón, te queremos!”, eso le causó mucha alegría. Giró para atrás y estaba su entrenador, tenía una sonrisa muy grande y conversaba con otro tipo, al parecer otro entrenador porque tenía el uniforme del club de Nº 80, y lo miró alegre como diciéndole “vos podés, Ariel”, eso también lo alentó aun más. Y veloz llegó el árbitro, los llamó a los cuatro competidores al costado de la pista donde se sentaban los jueces. 
- Bueno muchachos, ya saben cómo es esto, cuando yo toque la corneta se larga la carrera. El que gane es el campeón, luego por orden de llegada se definirán los podios, ¿entendido?
Los cuatro asintieron al unísono. Entonces volvieron al comienzo de los andariveles, se fueron acomodando en la posición correspondiente para arrancar. Ariel alzó la vista al frente, siempre le gustaba divisar toda la pista antes de empezar para tener un cálculo preciso de la distancia, algo que su primer entrenador le había enseñado cuando sólo tenía nueve años, pero que nunca había olvidado y siempre ponía en práctica; y estaba ahí, al final de la pista lo estaba mirando algo… alguien lo estaba esperando al final de la pista, y de pronto, desapareciendo y apareciendo estaba en el centro del andarivel, precisamente en los 50 metros, lo miraba… era una mujer cubierta por hojas, el cabello era verde, y se cubría el cuerpo por más hojas y ramas, estaba descalza, y lo miraba… los ojos eran marrón oscuro como la tierra, a su alrededor la circundaba polvo de la pista y más hojas. Sentía dentro de sí que sólo él la estaba viendo, y la escuchó - Receptáculo, ¿cuándo me dejarás salir? -. En ese momento, Ariel escuchó sonar la corneta y los gritos del público, así que sin más comenzó a movilizar rápido todo el cuerpo, pero la mujer seguía ahí, delante de él, cada vez la tenía más cerca suyo, más encima, hasta que la interceptó y un poder más grande que el que había sentido en el entrenamiento antes de que todo el viaje haya comenzado, le recorrió el cuerpo, al mismo momento que corría y corría a través de los 100 metros llanos, miles de imágenes le atravesaron la mente: duendes dentro de jaulas brillantes, hadas llorando sobre árboles muertos, bosques prendidos fuego, rayos púrpura, rayos azules, rayos verde esmeralda, Óctubeus joven riendo, Óctubeus viejo en su oscuro castillo, un mago muy parecido a él haciendo levitar las piedras, abriendo la tierra en dos, creando montañas y deshaciéndolas, y finalmente, cuando estaba por llegar a la meta, el rostro de aquella mujer en primer plano, y le habló “debes dejarme salir, portador de mí, debo ser libre”. Y saltando sobre el punto de la meta y rompiendo el lazo que la cruzaba con su pecho, abrió la tierra en dos, se desplomó en el suelo y vio como desde su corazón salía un humo verde y se iba corporizando en un gigantesco ser, era ella, era él, era eso, era lo que él cuidaba, era el Elemento Tierra que se estaba corporizando frente de sus ojos mientras él se desplomaba y sentía irse, sentía morir hasta que notó las manos ásperas de su madre en el rostro y su cuerpo con olor a lavandina que lo abrazaba con mucha fuerza, y sintió amor, y detrás de ella, palmeándole la espalda, su hermano sonriente le daba la gran noticia, “sos el campeón, Arielito, ganaste hermano”. 
Aunque la noticia fue buena, él se despertó hecho trizas cuando estaba por amanecer, tenía el cuerpo muy cansado, como si aquello hubiera ocurrido de verdad. Sin poder conciliar más el sueño, salió de la tienda y se recostó sobre la tierra mirando el cielo que esa mañana fue gris y encapotado. Mientras, pensaba en ese sueño y con más precisión, pensaba en lo que sintió cuando el Elemento Tierra salió de él (me estaba muriendo… ¡me estaba muriendo, carajo!). Ansioso, aguardaba a que los demás despertaran, en especial, a Simploy. Necesitaba hablar con ella, contarle lo que había soñado para calmar una duda: si la salida del Elemento Tierra significaba su muerte. Aunque para esa hora el sol tendría que haber salido y dejarse ver, no lo hizo. Las nubes cubrían todo el cielo, eran nubes grandes y grises que pronosticaban una jornada tormentosa, y a lo lejos, Ariel pudo escuchar los primeros truenos. Entonces, puntuales, ellos aterrizaron, y ahora, mientras aguardaban a que los viajeros estén listos para seguir con la travesía, se acicalaban las rosadas plumas. Ariel se incorporó y empezó a acariciar un momento a uno, otro momento a otro y después al tercero, los Ripul lo miraban – Ewon me dice siempre que ustedes son inteligentes y comprenden todo, ¿si les cuento mi sueño lo entenderían? -. Sin recibir respuesta, Ariel continuó con la sesión de caricias hasta que uno de los tres silbó suave y agitó el cuello - ¿Qué pasa? -, atinó a preguntarle Ariel. Ahora los tres Ripul entrelazaban sus cuellos al de él, o intentaban lograr ese efecto, y los tres empezaron a silbar suave y gorgoteaban. Le fijaron los ojos, y Ariel empezó a sentir un bienestar, una sensación placentera, cálida y feliz.
Cerró sus verdes ojos y una realidad virtual se le generó en el cerebro: estaba con los tres Ripul pero ellos hablaban. 
- Portador Tierra, no deben temer a algo que aun no ha ocurrido - le dijo el más grandote con voz gruesa -. Si ya antes tu antecesor primogénito supo manejar con gran habilidad al elemento que portas, ¿por qué le temes?
- Tú eres Humano y también Portador, Ariel, esas son dos grandes virtudes – le decía ahora el de las plumas más rosadas con voz aguda - . Eres un buen ser humano, algo que nosotros habíamos olvidado, que aun se puede confiar en los seres humanos, tú y los otros nos han devuelto esa confianza. No te dejes llevar por las alucinaciones que Tierra te genera, no son verdad, aunque parezcan, es su manera de presionarte, por ahora los sueños es el único ámbito que tiene para comunicarse contigo, Ariel. 
- Puedes hablarlo con la maga Simploy, pero no conseguirás mucha información, que es lo que buscas. No te precipites, aguarda paciente y sin temor al mago de los magos. Túkmuney te enseñará a sacar a Tierra de ti sin que salgas malherido - confesó el de las patas más amplias en voz sigilosa.
Y los tres juntos le recitaron una última frase antes de deshacer esa ilusión psíquica – Sereno, constante y alerta, busca el camino del Despertar - . Y de pronto abrió los ojos y ahí estaba saliendo de la tienda Ewon sonriente. 
- Has estado charlando con ellos - le dijo.
- Eso creo…- le contestó. Una sensación de sopor se le iba yendo de a poco, y miró más despierto a las tres aves, ellas también lo miraban (Gracias Ripul). Las aves agitaron sus alas y le hicieron una leve reverencia. 
- ¡Oh, pero de qué han hablado para tanta actuación! Están muy complacidos, Ariel. 
- Yo también - contestó el joven con los ojos puestos en los tres Ripul
Al poco tiempo salieron los restantes, y sin perder tiempo, los cinco empezaron a preparar todo para partir, el cielo cada vez era más turbio y en el aire empezaba a soplar una brisa húmeda y fría. 
- Se viene una gran tormenta - vaticinó Agoth observando el cielo y con las manos en la cintura. 
- Ya lo sé, por eso, apresurémonos - le contestó Simploy algo alterada sin despegar los ojos de las bolsas a la par que iba metiendo todo lo más rápido que podía.
Entonces, sobre los Ripul y dispuestos como antes, Ewon dio la voz de mando y partieron. Las grandes aves ascendieron dejando un leve brillo en al aire y formaron un perfecto triángulo, encabezándolo iba el Ripul que montaba Ewon, en el extremo izquierdo el que llevaba a Agoth y a Ariel, y en el derecho en el que iban Simploy y Marakzamet. Los tres animales volaban a la misma velocidad y todos sus movimientos aéreos eran idénticos, parecían los representantes de la armonía más absoluta. Ya el paisaje de los vastos campos era imperceptible para la vista de los viajeros, pues los grandes pájaros estaban en la cúspide del cielo, a lo que debía sumársele las espesas nubes grises que llenaban el aire, éstas eran simples humaredas para los penetrantes ojos de los Ripul, que todo lo veían, y para el Elfo, poseedor de una aguda vista al igual que toda su raza. Cuando daban las trece horas en un reloj, parecía ser de noche. 
- Va a ser una tormenta muy fuerte, Simploy - le dijo el Elfo observando los nubarrones que cada vez eran más oscuros - , no podemos continuar en esta situación. 
- Continuaremos de igual manera - contestó mirándolo de frente seria.
- Pero Simploy, será imposible atravesar la tormenta - replicó Marakzamet - ¡Mira cómo está el cielo!
- No podemos darnos el gusto de perder más tiempo - volvió a afirmar Simploy. 
Él hizo una pausa y meneó la cabeza a espaldas de la maga, después decidió imponerse a la reflexión de ella. Sus ojos ahora eran más penetrantes que nunca y el rostro pareció habérsele emblanquecido por completo - Escúchame Simploy, si esta tormenta llegara a acabar con nuestras vidas ya no habrá misión que cumplir, ya no habrá ninguna posibilidad de salvación – fijó sus ojos aún más -, por ello estoy seguro que sería mejor perder media jornada de camino que nuestras propias vidas, ¿no lo crees?
No dijo nada, estaba seria, y de a poco, miró todo el contexto: las plumas de los Ripul que se agitaban rápidas cuando el viento las penetraba, el cielo completamente oscuro, un relámpago que de imprevisto estalló en los aires dejando lugar a un tremendo trueno que hizo crujir los cielos como si el fin del mundo se aproximara. De repente, un viento helado empezó a soplar. Y sin embargo, demostrando su mayor esfuerzo, los Ripul continuaban volando. Los cinco compañeros se cobijaban con el plumaje de las imponentes aves intentado no desprenderse para no caer. 
- ¡Simploy vamos! – le gritaba ahora Marakzamet - ¡En menos de cinco minutos la tormenta se desatará!
Simploy miró al Elfo, que aguardaba por una contestación, y respondió – Está bien – dijo. Marakzamet sonrió complacido. Fue así que Simploy ordenó al Ripul que los transportaba acerquese al que llevaba a Ewon. Entonces, colocado ya al lado del otro, Simploy gritó a la dama - ¡Ewon, Ewon! ¡Debemos aterrizar, la tormenta se ha puesto muy brava y empeorará! - le dijo. Con alta voz, ella le respondió - Está bien, aterrizaremos. Sólo debemos hallar un sitio y daré la orden, el problema es que no puedo ver nada con estas nubes - Entonces, como si algo la perturbara, pero sometiéndose a ello, habló al Elfo ¡Hey, Marakzamet! – Le gritó- ¡Fíjate si hay un lugar adecuado para poder aterrizar!
Con una risa sarcástica asentó al pedido; en verdad él era imprescindible para lograr la Misión, y mucho más… Así que, mientras Marakzamet buscaba el lugar, Simploy esforzando tanto su voz como podía, comunicó a Agoth los nuevos planes. Después su Ripul volvió a su lugar. 
El viento iba transformándose en una poderosa ventisca que todo lo azotaba, lo que iba complicando cada vez más el vuelo de los fuertes animales. Poco después, las primeras gotas de lluvias empezaron a caer sobre los viajeros. Ni siquiera habían transcurrido cinco minutos, cuando aquella ventisca se convirtió en unas ráfagas de aire feroces y la lluvia ya los había colmado de pies a cabeza. Las plumas de los Ripul eran ahora pesadas, lo que dificultaba todavía más el viaje. Los relámpagos llenaban el cielo encapotado y los truenos imposibilitaban toda comunicación. Entonces, traspasando con la mirada aquel manto de agua, Marakzamet avistó el sitio. Echó un grito al aire y, luego, Ewon alzó un brazo; los tres Ripul bajaron en picada cortando a la tempestad como filosas dagas, hecho que asustó mucho a Ariel haciéndolo gemir de miedo; peor que la montaña rusa, me voy a morir, pensaba y pensaba durante el vuelo vertical. Pero esos pensamientos eran subestimar a los audaces Ripul… llegando a tierra, desplegaron nuevamente las alas, estilizaron las fuertes patas y, por fin, lograron aterrizar. Todos resultaron ilesos. 

4

Desmontaron de los Ripul pisando la tierra empantanada, los pies se hundían en ella. El lugar era descampado. Y la lluvia estaba envolviendo los cuerpos ya empapados, para aminorar esto, las aves extendieron sus alas cubriendo a sus jinetes. Después, Agoth se encargó de bajar las bolsas de los Ripul, colocándolas también debajo de las aves, pero estrepitosamente Simploy se alarmó abalanzándose hacia las bolsas, tropezándose sin poder sacar un pie muy hundido y su rostro se enchastró de fango, no sólo el rostro, sus manos y pecho también. Sin importarle, se volvió a incorporar en seguida y abrió su bolsa - ¡El libro, el libro! – Exclamaba una y otra vez - ¡Oh, no, el libro, el libro! - decía desesperada. Sin siquiera consultar, Agoth la ayudó, mientras los demás, preocupados por otra cosa, abrazaban a Ariel que estaba en estado de shock. A su suerte, el guerrero encontró el libro entre todo el revoltijo, ya extraído, se lo entregó, y Simploy tomó el libro con su funda y lo colocó junto a su pecho embarrado, con los brazos lo envolvía. Aún Agoth seguía frente a la jovencita, él la miraba, aunque sucio, tenía el rostro claro, los cabellos blancos que chorreaban agua le caían en los ojos, la camisola estrechada con su armoniosa figura, el agua la volvía casi translúcida; Simploy también observaba perpleja al muchacho. Sus húmedos cuerpos estaban separados por un simple y corto paso, bastaba darlo para juntarse – Muchas gracias, Agoth – dijo con tierna voz Simploy -. Y cuando él se decidió a dar ese corto pasó, interrumpiendo, Ewon tocó el hombre de Simploy. 
- Simploy, ¿qué haremos? - preguntó la dama.
- ¿Eh, qué? - dijo algo exaltada Simploy - Ah, sí... sí, claro, deberíamos aguardar hasta que la tormenta pase, sí... Eso es lo más apropiado.
- ¿Estás segura de lo que dices? – preguntó arqueando las cejas Marakzamet. 
La tormenta aparentaba ser extensa. El cielo aún oscuro repleto de nubarrones, se iluminaba cuando los innumerables relámpagos lo atravesaban, el ruido ensordecedor de los truenos era insoportable. Mas allí erguidos ellos estaban, cubriendo a los viajeros de la tempestad, como si nada lograra tumbarlos, realmente eran los emperadores de todos los cielos. Pero la lluvia era densa y poderosa y de lenta manera, les iba tapando los pies. Los charcos de fango aumentaban en número minuto tras minuto, y después, segundo tras segundo. 
- ¡Simploy! - dijo Ariel en un grito desesperado - ¿No sabés algún hechizo para frenar esta tormenta? 
- ¡No! - contestó ella - ¡Soy una maga, no un ser elemental de la naturaleza! ¡Semejantes cosas están fuera de mi alcance! 
El Elfo acotó - Si sólo estuvieran aquí el Elemento Aire y el Elemento Agua... - luego suspiró nostálgico. Al oír ese deseo, todos lo miraron - Es cierto eso que anhelas, Marakzamet - prosiguió Simploy - , pero sólo si ellos brindaran sus poderes, pero dudo que actualmente eso ocurra... así que no eches al aire deseos que podrían convertirse en desdichas en momentos como este. 
Y sin más que hacer, se quedaron contemplando el caótico paisaje. Dos extensas horas corrieron… para entonces la lluvia empezó a convertirse en fina y las nubes empezaban a disiparse, el viento también estaba apaciguado. Los Ripul, a pedido de Ewon, replegaron sus alas y Agoth con Marakzamet comenzaron a cargar las bolsas empapadas y enchastradas de nuevo sobre las aves. La partida sería en pocos instantes, luego de que Simploy haya discutido con Ewon la idea de acampar allí esa noche o proseguir con la travesía, finalmente decidieron continuar mojados así como estaban. Así es que montaron en los Ripul y partieron de inmediato; casi no había lluvia en el aire. 
Muy despacio, el cielo fue llenándose de resplandecientes estrellas, las nubes lo habían abandonado para dejar a la vista un azul profundo. Y allí iban, imponentes y rápidos; parecían dejar brillantes en su camino cuando pasaban. Durante toda esa noche volaron, también en el amanecer tan claro que hubo aquel día, luego bajo el alto sol y después cuando éste caía. Por la noche y desde las alturas, las casas comenzaron a verse con sus numerosas luces y el humo de las incesantes fábricas. Sin duda alguna, pudieron afirmar que estaban sobrevolando las grandes ciudades; todo era tan distinto al lugar de donde ellos provenían: tranquilos campos con sus perfumadas flores, bosques llenos de vida, el sonido del silencio humano acompañado por la música de la naturaleza. Mas ahora, contemplaban esa inmundicia de la urbe que fue despojando a los hombres de sus propias almas. Terrenos contaminados, ruidos de toda clase que perturbaban a cualquier ser, violencia de cualquier tipo y a cualquier hora... eso era la ciudad. A diferencia de Ariel, que miraba todo sin sorprenderse, Simploy sentía dentro suyo una fea sensación, meditaba sobre el por qué de la creación de un Mundo tan nefasto donde la Paz carecía más que en cualquier otro sitio. Entonces, Ewon que iba primera como antes, se volteó para hablarle a Simploy - ¡Simploy! - le dijo con un grito- ¿Qué ruta tomaremos? Si quieres, pasa tú al frente. 
- Está bien- contestó. 
Y así lo hizo, su Ripul aceleró más el vuelo encabezando ahora el triángulo. Volaban hacia el Este. Como una gran estampida, las ciudades se iban haciendo cada vez más extensas y pobladas, sus luces incontables. Marakzamet y los Ripul podían oír claramente los sonidos que de ellas se emitían. 
- ¡Ewon! - dijo Simploy - ¡Diles a los Ripul que giren a la derecha y que luego continúen en línea recta! 
- ¡Está bien! - asentó la dama.
Los Ripul doblaron y aceleraron aún más el vuelo. Su rapidez era brutal, casi no se los podía ver. El viento golpeaba el rostro de los viajeros, haciendo que sus cabellos se muevan y se desordenen, y las ropas se peguen a sus pechos. Entonces, un alegre grito se oyó. 

5

- ¡Hemos entrado en Nueva York, compañeros! - Era la voz de Simploy y una sensación de felicidad los llenó.
- ¡Señor Ariel! - habló Simploy a su actual compañero de viaje - Esta noche conocerá al segundo adolescente, al portador del Elemento Aire.
- ¡Qué bien! - exclamó alegre él - ¿Cuál es su nombre verdadero?
- Logan, Logan es su nombre - le respondió la jovencita.
- Ah... ¿Y a él también le pasó algo raro como a mí, Simploy? - preguntó Ariel.
- Claro, a los cuatro portadores les ha ocurrido aquello - contestó ella- , porque los elementos se han manifestado.
- Va a ser bueno tener a alguien con quien compartir mi problema, él sí me va a creer...
- ¿Por qué le dice “problema”? - cuestionó Simploy.
- Para mí fue eso... 
- Pero no es un problema, es su destino, señor, o como dice mi padre, su camino - le dijo la maga - . Debe comprender que es su camino llevar al Elemento Tierra y debe sentirse orgulloso por tener esa virtud que nadie más tendrá... ¿No lo cree?
Él calló, Simploy también, ahora comunicaría otro mensaje - ¡Ewon, allí es!- dijo Simploy con voz elevada señalando una elegante y gran casa color blanca y de tejas negras - ¡Dile a los Ripul que aterricen en la terraza de la casa vecina! 
- Simploy, ¿cuál casa? - preguntó Ewon.
- La que tiene el pino, la del pino, la del pino - contestó Simploy alarmada, porque estaban muy próximos a dar con el blanco, y lo que menos deseaba es que las cosas salgan mal.
Entonces, los Ripul fueron disminuyendo la velocidad, planearon, extendieron sus patas y pisaron, como hace ya tanto tiempo no lo hacía, el duro cemento de la terraza que tenía un pino plantado en una gran maceta terracota. A su favor, llegaron cuando iban a ser las tres y media de la madrugada, y la calle era poco transitada. 
- Che, no es un poco peligroso esto…- consultaba Ariel mientras se asomaba por la terraza mirando hacia abajo -, ¿y si nos ve alguien? Estos yanquis son re perseguidos, ¡eh! Van a llamar a la cana al toque o nos van a pegar un tiro - y miró a los Ripul-. No quiero ser mala onda, pero… ¿los Ripul se van a quedar acá?
- No te hagas problema, nadie los verá, Ariel. No te creas que son bobos, ¿cómo crees que han pasado desapercibidos todos estos siglos? Ellos sólo se dejan ver por quienes ellos quieren, si alguien pasa y mira hacia aquí o alguien de la casa sube, no los verá, para sus ojos los Ripul no están. Tienen magia y saben utilizarla muy bien - explicó brevemente Ewon al muchacho. Al mismo tiempo, Agoth asentaba tocándose la barbilla con el puño, él también había aprendido algo nuevo sobre estas aves.
Sin dejar que sus compañeros continuaran con la charla, Simploy los animó para que se acerquen a ella, y poder proceder con su plan: la idea era entrar por la ventana, donde llegarían directamente a la habitación de Logan; Simploy lo sentía muy cerca, el muchacho estaba en la casa, no en su recámara, pero sí en la casa. ¿Cómo sabía que esa era su habitación? Bueno, pues Simploy además de sentirlos, presentía sus gustos, y por supuesto los lugares donde se sentían más cómodos, era capaz de sacar una fotografía mental de los sitios en donde más pasaban el tiempo y las actividades que realizaban los portadores. Así es que, los cinco se enfilaron para pasar de una casa a la otra. Para lograrlo, tuvieron que colocar un largo y grueso palo horizontalmente, que a su suerte, hallaron en esa terraza. La primera en pisar el palo fue Simploy, al llegar, abriría la ventana, entraría y daría una seña a los demás para que ellos también vayan. Mientras caminaba por sobre el palo, que titubeaba, cuando eso ocurría, Simploy se detenía. De tal manera, pudo llegar a la ventana, movió la perilla que la trababa desde el interior con su telequinesia, le dio un leve empujoncito, y logró abrirla. Después, posó un pie en el marco inferior y, dando un corto saltito ingresó a la habitación. Ya en el interior, hizo la señal, así, todos comenzaron a trasladarse con mucho sigilo, porque una caída desde allí sería mortal. El segundo en llegar fue Ariel, que aún no podía asimilar la idea de que había logrado cruzar. Luego Agoth, posteriormente Ewon y último Marakzamet, casi pisándole los talones a Ewon, porque había cruzado de una manera muy audaz y veloz sin complicaciones. Entonces, cuando todos estaban en aquella alcoba, Simploy cerró la ventana. 
Al voltearse, vio que sus compañeros estaban investigando toda esa amplia habitación combinada en colores azulinos, celestes y blancos, llena de elementos modernos. Agoth, siguiendo su impulso curioso, había abierto el armario donde halló varias camisas de todo estilo y color, también encontró diversos pantalones de distintos modelos, en los cajones remeras de última moda, y demás indumentaria semejante. Por otro lado, Ewon observaba la pequeña biblioteca, donde aguzando la vista, vio una camuflada revista pornográfica, y se desilusionó un poco, porque si algo era de su incumbencia para sacar un perfil psicológico, era el gusto literario de la gente. El Elfo revisó unos papeles, al parecer apuntes de estudio, y Ariel se quedó parado al lado de Simploy mirando a todos y a todo. 
- ¡Compañeros! - dijo Simploy - Aguardemos aquí hasta la llegada de Logan, pero seamos cuidadosos por favor - pidió viendo que a Agoth se le desordenaba la pila de sweaters, y que Marakzamet casi tira un radio-reloj del escritorio cuando lo inspeccionaba curioso. 
- Sí, mientras tomaré un descanso mejor - dijo Agoth sentándose en la cama, luego echó un suspiro. 
- Se ve que éste la pasa bien...- acotó de pronto Ariel cuando vio la computadora última generación color blanca y con la manzanita, una netbook, y un mp… (mil, sería, jajaja) táctil, con la misma manzanita, un centro musical, una televisión plasma, un teléfono inalámbrico, el amplio somier… 
Todos lo miraron. 
- Es cierto - le respondió Agoth - . Puedo darme cuenta que este muchacho vive entre algodones. Imagino que no nos será sencillo tenerlo de compañero en la Misión... 
- Eso se verá en el preciso momento - dijo Marakzamet.

6

Encerrados allí, aguardaron durante una hora y media tranquilos, Simploy sabía que Logan ya había terminado de ver la película y ahora estaba dirigiéndose a su habitación, y entonces… la manija de la puerta comenzó a moverse. La puerta fue abriéndose poco a poco y de repente ahí lo vieron parado bajo el umbral. Él exclamó una sensación con la voz baja y tapándose la nariz con el antebrazo - ¡Pero qué diablos es ese olor! - . Continuando tapándose la nariz, encendió la luz pulsando el interruptor a un costado de la puerta, y su rostro mutó. Los ojos celestes se le abrieron tanto que por poco se le salen de las órbitas, porque había visto a los cinco viajeros. 
Cuando pudieron verlo con claridad, Agoth de inmediato se puso de pie, Ariel sonrió, Ewon y Marakzamet, sin planearlo, dieron un paso juntos adelantándose, y
Simploy comenzó a hablar - ¡Hola, buenas noches, señor Logan! - lo saludó hablando inglés, tan cordial ella. Los otros también lo hicieron agachando la cabeza por un segundo y Ariel moviendo su mano. Logan no contestaba, parecía como si su voz se le hubiera ido y su cuerpo paralizado. Simploy fue acercándosele con cortos pasos - No se asuste, señor Logan – le pidió - , no le haremos daño alguno, jamás. 
Él aún sin reacción los contemplaba a cada uno.
- Mi nombre es Simploy, hija de Simplem y del mago de los magos, Túkmuney. Ellos son mis compañeros. Él - señalando a Agoth- es Agoth, un leal y fuerte guerrero; ella - indicándola a Ewon - es Ewon, la dama poseedora del don de comunicarse con los animales y conocedora de todas las artes de la Naturaleza; él - señalando a Marakzamet - es Marakzamet, un Elfo en el que se es posible confiar, porque es uno de los pocos de su raza que forman parte del Bien; y él - ahora Ariel dio un paso al frente - es Ariel, un adolescente igual a usted, que posee el mismo camino que usted. 
- ¡Hola Logan! - lo saludó Ariel en castellano ofreciéndole su mano. Y de repente, como si una fuerza lo convirtiera en corajudo, comenzó a hablar quitándole las palabras a Simploy -. Sé cómo te debés sentir ahora o lo que podés estar pensando... seguro que no entendés nada de nada y te sorprende que todos nosotros estemos acá en tu cuarto, así como así, ¿no? - acercándose más a Logan - Y también, y esto es lo más seguro, no podés soportar el horrible olor que tenemos encima, lo que pasa es que no tuvimos tiempo de bañarnos - Ariel rió mientras todos lo miraban algo ofendidos - . Te puedo entender, porque el día que llegaron a mi casa, hace ya dos meses y días, yo sentí todo lo que te dije. Pero no te asustés ni te preocupés, Simploy te dijo que no te vamos a hacer daño, a mí también me lo había dicho cuando me encontraron, y es la verdad. Es más, ¡te re cuidan! - y volvió sus ojos a los demás, ellos le sonrieron - ¡En serio, Logan! - Entonces, casi retirándose, recordó algo más y continuó hablando - ¡Ah, me olvidaba! También debés estar pensando cómo sabemos tu nombre y por qué Simploy te dice “señor”, a mí también me dicen así. Mirá Logan, ellos saben todo sobre nosotros por una causa que alguno te va a explicar y vas a entender todo... - hizo una pausa posando la vista en la de Logan - Dentro de dos semanas van a cumplirse tres meses desde que me pasó ese suceso en el que mi mente y mi cuerpo se descontrolaron y una energía los manejó.
De pronto, Logan emitió palabra. Al parecer las últimas ideas de Ariel movilizaron algo en su interior - ¿A ti te ha sucedido lo mismo? - preguntó balbuceando en un castellano inglesado, porque, aunque no lo aplicaba todos los días, las clases de español impartidas por su madre eran muy buenas y había aprendido el idioma. 
- Sí - contestó Ariel que continuaba mirándolo a los ojos - A mí también me pasó aquello, a mí, a vos y a dos adolescentes más, lo sé porque ellos me lo contaron. 
- ¿Quiénes son ustedes? - volvió a preguntar Logan.
Los compañeros se observaron cruzando muchas miradas serias. Y fue Simploy la que retomó la charla.
- Gracias, señor Ariel - le dijo amable -. Ahora explicaré toda la verdad.
- ¿La verdad? - dijo Logan - ¿Qué verdad?
- La verdad de su vida, la verdad del por qué le ocurrió aquello hace ya dos meses y medio - contestó Simploy.
- ¿Tú me lo puedes explicar?
- ¡Claro que sí! – Dijo - Nosotros podemos decírselo. Lo que le pedimos es que crea en mis palabras, porque serán la verdad absoluta aunque lo que diga parezca imposible o irreal. 
- Lo haré, porque después de lo que me ha ocurrido puedo creer en todo – contestó más relajado Logan. 
- Está bien - dijo ella- . Bueno, comenzaré - tomó aire y continuó en inglés para que Logan comprendiera exactamente lo que deseaba comunicar - . Hace ya tres mil doscientos sesenta y dos años atrás ha comenzado esto, cuando los Magos de la Caverna profetizaron la aparición de los cuatro elementos que rigen en todos los Mundos y que serán capaces de armonizarlos. Estos magos han muerto o han caído entre las telarañas del Mal, sólo uno queda que es mi padre. Nosotros, es decir, Ewon, Agoth y yo fuimos seleccionados por mi padre para llevar a cabo la Misión, que consiste en hallar a los cuatro adolescentes que desde el momento en que se han engendrado en los vientres portan a los Cuatro Elementos de la Naturaleza, es decir, el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra. 
- ¿Qué me quieres decir...? Que yo y él... - preguntó Logan dudoso.
- Así es, señor Logan - contestó Simploy -, usted lleva dormido en su interior al Elemento Aire y él, el señor Ariel, al Elemento Tierra.
- Esto es increíble, señorita...- exclamó él.
- Simploy, dígame Simploy - corrigió ella -, y no es increíble, es la verdad, o por lo menos una parte de ella, porque hay más. Pero ello no es parte de nuestra tarea, sino de mi padre, el señor Túkmuney, que desea verlos lo antes posible. 
- ¿Y dónde está él?- cuestionó Logan, mirando entre todos.
- Él reside en su caverna, en donde la Profecía se hizo - contestó Ewon. 
El Elfo oía atentamente todo, entonces intervino - Simploy, ¿por qué no me has nombrado como parte de la Misión? – Dijo - Simplemente has dicho de mí: “él es Marakzamet, un Elfo en el que se puede confiar, bla, bla, bla...” 
- Perdona Marakzamet - se disculpó Simploy- . Logan, él también es parte de la Misión que te he dicho, sólo que mi padre no lo ha nombrado como parte de ella. Nos encontramos con él de camino aquí, ¡y bueno! Continuamos juntos, él es un gran amigo nuestro. 
- Sí, sí, todo re bueno - dijo Ariel de improviso - ¿Pero cuándo le van a decir lo peor?
Todos lo miraron y Simploy habló - Mira Logan, lo que Ariel ha querido decir es que le comuniquemos que desde hoy debes abandonar este hogar y a todo lo que desde tu niñez te ha rodeado, para continuar con nosotros la travesía. Esto que te he dicho es obligatorio. 
Logan confundido la miraba - ¿Qué, qué me quieres decir? - preguntó - ¿Qué deje todo y vaya con ustedes? 
- Sí, eso - le contestó Agoth - Espero lo entienda, así será más fácil. De igual manera usted tendrá que acompañarnos... 
- ¡Agoth! - gritó Simploy - Disculpe, es que Agoth es un tanto... Rústico - miró a Logan más de cerca - ¿Y? ¿Qué nos dice?
Logan iba mirando a cada uno, los miraba de arriba a abajo, mientras su mente analizaba toda aquella información. 
- Señor Logan - dijo ahora el Elfo - , necesitamos de su respuesta y de su ayuda... 
- Pero... - habló de pronto Logan - ¿A dónde me llevarán?
- A recorrer el mundo, Logan - le contestó Ariel -. Ahora tenemos que ir a..., ¿a dónde vamos a viajar después de acá, Simploy?
- Al África, señor Ariel - le dijo la maga- , a Bukoba.
- ¿Volaremos en Ripul?- preguntó nuevamente.
- Sí, sí - respondió Simploy, luego de ver que Ewon afirmara con un gesto.
- ¡Buenísimo! - exclamó feliz Ariel - Mirá Logan,vamos a viajar volando arriba de unos pájaros gigantes con plumas rosas y cuellos largos.
- ¿Qué? - exclamó Logan casi sin creer ni entender, tenía un embrollo de ideas girándole en la cabeza, hasta pensaba que todo esto lo estaba soñando.
- Sí, se llaman Ripul - volvió a decirle Ariel - Yo tampoco lo creía cuando Ewon me lo contó, pero cuando los vi, no sabés Logan, son… mágicos.
- Entonces quiero ver para creer, Ariel - le dijo serio Logan.
Ahora intervino Ewon - Pues entonces responde qué quieres hacer - dijo -¿Vienes o…? Si deseas venir, verás a los fabulosos Ripul y conocerás más de lo que puedes imaginar, ¿qué harás? 
Los extraños lo estaban mirando, mientras, él meditaba silencioso: ¿Qué hago…? ¿Quiénes son estas personas? ¿Será una broma de Mary, su venganza…? Ella es la única que lo sabe… No, no, cómo va a ser Mary, imposible, ella ni siquiera me cree ¿Y entonces… quiénes son? ¿Cómo saben eso…? Elemento de la naturaleza… sí, suena lógico, puede que sea verdad, son los únicos que me dieron una explicación y me creen, ¡¿por qué estoy pensando en español…?! Ay, qué raro todo esto, cuándo se van a terminar las cosas raras… ¡fuck! Me dicen que me tengo que ir, qué mierda hago, ¡fuck! ¿Y si son secuestradores y le quieren sacar plata a mi padre? No, no, más bien parecen salidos de una película de fantasía…
Y decidió hablar luego de tantas disertaciones - ¿Por qué me buscan, y quiénes son? - dijo elevando el mentón y con los ojos entrecerrados. 
- Mirá, no te vamos a hacer nada malo, en serio - respondió Ariel- . Sé que no entendés nada, que desconfiás de todos, que pensás cualquier cosa, pero de verdad que esta gente es de otro mundo, no son ni…
- Secuestradores - intervino Simploy de pronto-. No somos ni secuestradores, ni nos envía Mary, señor Logan.
- Pero có…, cómo… - asombrado decía en tono entrecortado Logan.
- Sé lo que piensa, señor Logan, soy una maga blanca y además puedo sentir a cada uno de ustedes, también sus pensamientos. Le aseguro que no somos nada de eso que piensa, venimos con la mejor intensión, lo queremos ayudar, ¡necesita que lo ayudemos y que lo oigamos! Tiene mucho que expresar y compartir, ¡créanos, señor Logan! Estamos aquí para ayudarlo y cuidarlo. Somos seguidores de la Luz y luchamos contra el Mal que está dominando los Mundos, la magia negra está segando las mentes de todos los humanos, por eso estamos hoy aquí, para que usted venga con nosotros y no sea el Mal quien más tarde lo halle, y le aseguro que no serán tan diplomáticos como somos nosotros - y se le fue encima pegándole su nariz en la de él -, pues no, vendrán y lo cooptarán a la fuerza sin dejarle decir ni una palabra ni emitir un grito, se lo aseguro por como usted se llama Logan y no sabe cómo es que el viento lo dominó e hizo que usted y su ex novia, Mary, se separaran. Venga con nosotros, por favor, lo necesitamos.
Sí, en verdad que esa jovencita tan preciosa lo había dejado en jaque. Todo era cierto, lo que estaba pensando, lo que había ocurrido, el nombre de su ex novia, su nombre, lo ocurrido con el viento… Empezó a creerles. 
- ¿Cuándo regresaré? - atinó a consultar, porque había decidido ir con los locos. 
- Eso no se lo puedo confirmar, señor Logan… - contestó Simploy tímida.
- Pero cómo que no sabes, ¡sabes todo menos cuándo volveré! - exclamó Logan, ahora un aire de desconfianza se le cruzó otra vez por la mente. 
- Es que es la verdad, no puedo asegurarle una fecha, ni un tiempo.
- Ah, me voy, dejo todo, dejo a mi familia, a mi vida, ¡y no sé por cuánto tiempo! ¿Y qué le diré a mis padres? “Hola pa, ma, me voy, pero no se por cuánto tiempo”, ¡ja, ja, ja! - dijo riendo de los nervios Logan.
Simploy, Ewon, Agoth y Marakzamet se miraban, la jovencita fue la que le contestó - No lo sabemos, pero lo hará... - le dijo con el tono de voz levemente apagado. 
- ¿Y qué es lo que le diré a mis padres? - volvió a preguntar.
- Nada, ellos nunca deberán saber que nosotros existimos ni que usted posee esa cualidad - respondió Simploy- . Mire, le diré lo mismo que le he dicho al señor Ariel aquella vez en que partimos: usted ha venido a este mundo para cumplir una misión más importante que cualquier persona de su familia; ellos no serán capaces de comprender... ¡Y usted, debe acompañarnos! No existe otra opción, señor Logan - culminó frunciendo el seño. 
- Pero, pero… no puedes decirme una cosa así. ¿Qué, parto y listo? 
- Y sí, compa - dijo ahora Ariel - . Es así, nos tenemos que ir. Ponete a pensar un momento, un momento nada más, escuchame y después decidí qué querés hacer: por lo que dijo Simploy, tu ex novia se peleó con vos por lo que te pasó, entonces, deduzco que no te creyó un carajo lo que sentiste, lo que te pasó – miró que Logan se calmaba un poco. Así era, estaba más calmado, porque el chico, que la que decía ser maga le dijo que también habían ido a buscar, estaba en lo cierto, y continuó oyéndolo - … bueno, así como ella no te creyó, no te va a creen nadie, ¿quién nos va a creer? A mí quién me va a creer que pisé el suelo e hice crecer una especie de montaña así como así porque tengo el elemento tierra y soy un portador de la naturaleza, nadie. Los que me vieron parece que se olvidaron de todo, no sé, pero cuando les conté lo que hice, todos me negaron y me dijeron que estaba loco y que deje de fumar porro, ¡cualquiera! Pero es así, compañero mío, nadie nos va a creer, porque decí la verdad, si alguien te viene con un cuento así, obvio sin que a vos te haya pasado lo que te pasó, decime la verdad, ¿vos le creerías? 
- No - contestó agachando la vista Logan. El chico rubio tenía razón, nadie le iba a creen, si ni su nov… su ex novia, que había presenciado el momento, le creía, quién más lo haría. Nadie. Así que tomó la decisión - Bueno, si todo es así… algo en mí me dice que debo confiar en ustedes, a pesar de que no los conozca - y levantó la vista demostrando seguridad - Iré.
Esa decisión puso alegres a todos. Al fin y al cabo Logan no era lo que, especialmente Agoth y Ariel, habían sospechado en un principio. Pocos después el joven guerrero ya daba las indicaciones al nuevo integrante - Bueno, mire – empezó - , tome un bolso y guarde simplemente, y cuando le digo “simplemente” es simplemente, lo necesario, como ser un cambio de ropa que sea cómoda, así que todos esos pantalones que he visto en su guarda ropas, no sirven - mostrándole un pantalón, continuó -. Hallé éste debajo de su cama, llévelo. Es de algodón y le servirá para las noches frías. Además, podría llevar otra camiseta... ¡Ah, lo olvidaba! Busque lo más abrigado que posea y una frazada bien gruesa. 
- Bueno, bueno... - dijo Logan abriendo un cajón bastante grande del ropero -, dime y yo iré guardando las cosas.
Así fue que, luego de sacar un bolso color negro, comenzó a armarlo, mientras Agoth le recordaba todo lo que debería guardar en él. Ya listo, decidieron retirarse por donde habían llegado. El primero en abandonar la habitación Marakzamet, seguido por Ariel, luego Simploy, que indicaba a Logan la manera de salir, después él y últimos y rápidos, Agoth y Ewon. Simploy fue la que cerró la ventana desde el otro extremo. Un claro amanecer iba asomándose. Entonces ahí los vio, parados uno al lado del otro, fue tal el asombro, que el bolso se le resbaló de la mano. Con una sonrisa, Ewon se le acercó posándole una mano en su hombro izquierdo. 
- ¿Ahora comienzas a creer, Logan? - preguntó ella.
- Esto es... - el joven balbuceaba - ¡No puedo creerlo! ¡Es verdad...!
- Son muy mansos, ven, tú vendrás a mi lado - le dijo Ewon caminando hacia el Ripul que los llevaría. 
Logan contemplaba mudo a las aves. De pronto, notando que mujer charlaba con los Ripul, Logan, miró a la dama - Disculpa... - le dijo un poco tímido - ¿Acaso hablas con las aves? 
- Así lo hago - le contestó - . Ellos son los Ripul que anteriormente Ariel te había dicho. Son leales colaboradores que hacen posible que la Misión se lleve a cabo con más rapidez y seguridad - iba a voltearse cuando recordó un detalle - . Yo puedo hablar todas las lenguas salvajes, aunque esta palabra está mal empleada, porque los animales no son salvajes, sólo es que los Hombres no los comprenden ni los conocen.
Logan oyó todo mudo. Agoth tomó el bolso del muchacho y lo acomodó junto al equipaje de Ewon. Se colocaron sobre cada Ripul: Marakzamet y Simploy, Agoth y Ariel y Ewon con Logan. 
Simploy comunicó a Ewon la próxima ruta a tomar y la dama indicó a los Ripul, que dejaron el lugar en una milésima de segundo. Volarían hacia el Océano Atlántico, hacia el Este. El amanecer era para entonces más nítido, y aunque extraño, aún nadie caminaba por la cuadra.


A. M. 

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